Por: Helen Yeraldín Samboní García
Después de 9 años de haberse retirado del hapkido, Juan José Giraldo Ordóñez decidió a sus 23 años retomar su entrenamiento en este arte marcial coreano de defensa personal. Desde el año pasado, justo el miércoles 18 de octubre, Giraldo lo reanudó con cinturón azul, con el que se retiró en 2014.
Ascender de cinturón azul a marrón requiere de seis meses de preparación. Sin embargo, Alexánder Molina, el maestro del ‘dojo’ (espacio de práctica y enseñanza) decidió darle a Giraldo la oportunidad de presentar el examen si cumplía con los requerimientos para la siguiente fecha de ascenso, el 22 de diciembre.
Entonces empezó el reto para el joven artista marcial, puesto que solo tendría dos meses para prepararse. La emoción de esta oportunidad se enfrentaba con fuerza al sentimiento de presión provocado por las ambiciosas expectativas que recayeron sobre él.
Lea también: Informe ONU refleja el aumento en la producción y demanda de cocaína en el mundo
Debido al tiempo reducido con el que contaba, un mes después de haber retomado la disciplina, Giraldo decidió presentar una petición ante el maestro para que le concediera permiso de asistir a dos entrenamientos por día, que fue aceptada y por esto empezó a entrenar el doble.
Fue tanta la exigencia que el desgaste físico le provocó dolores de cabeza, musculares y en las articulaciones, pero esto no lo alejó de su objetivo y el artista marcial siguió entrenando con constancia hasta la semana de ascenso.
Inicio del ascenso
Llegó el lunes 18 de diciembre, el inicio de la semana de ascenso de cinturón, el día que arrancó como renacido para el hapkido.
Ese día evaluaron caídas, técnicas de suelo y de contraataque. Al llegar al ‘dojo’, a las 5:30 de la tarde, Giraldo sintió como los nervios recorrían su cuerpo por el hecho de presentar un examen después de 9 años. Sin embargo, tenía confianza en su intensa preparación.
A las 6:00 p. m., y en medio de un ambiente de silencio y respeto, empezó el examen oficial. Después de la apertura de la clase y un breve calentamiento inició con la evaluación de las caídas (rollos).
Junto con sus compañeros, Giraldo se formó en una fila india en orden de mayor a menor rango y procedieron a presentar cada uno sus rollos frente al maestro. Durante esta evaluación Giraldo destacó por su técnica. Al final de la jornada lo compensaría con la satisfacción que le dio su rendimiento.
Seguro de sí mismo
Luego de los rollos, lo siguiente fueron las técnicas de suelo, que fueron evaluadas en parejas de estudiantes del mismo cinturón. El joven tuvo que presentar las técnicas de cinto blanco, naranja y azul, 12 en total. Inició con las de blanco y naranja, pero se sintió seguro de sí mismo mientras las presentaba de manera efectiva.
Al llegar el momento de presentar las de azul, por ser las más complejas y recientes que tuvo que aprender, sintió de nuevo los nervios, pero esto no fue impedimento para que Giraldo las realizara con fluidez. Cuando terminó, el resto de sus compañeros procedieron a presentar sus respectivas técnicas.
Cuando finalizaron las técnicas de suelo, se dio paso a la última evaluación del día: los contraataques. Llegó el turno de Giraldo y él empezó a realizarlos de manera eficaz.
Momentos antes de finalizar, Giraldo olvidó uno de los contraataques por unos cuantos segundos, sintió que por poco le ganaron los nervios, pero el renacido para el hapkido lo recordó de manera casi inmediata.
A las 7:30 de la noche tuvo fin el primer día de la semana de ascenso. El deportista se retiró del ‘dojo’ con una sensación de alivio.
Inicio de ataque
Para el segundo día de examen, miércoles 20, el inicio fue con las técnicas de ataque. Giraldo presentó en total 14 ataques. Luego los estudiantes de cinturón azul en adelante presentaron la teoría, que consiste en realizar una combinación aleatoria de técnicas, dictadas en coreano por el maestro.
Juan José Giraldo sintió mucha presión en esta demostración, pues representaba un momento crítico por ser una prueba compleja, pero estaba preparado y la superó sin dificultades.
En el tercer y último día el examen inició a las 7:00 de la noche. El ambiente cambió, pues los familiares de todos los estudiantes asistieron para estar presentes durante la ceremonia.
Miradas de hermana
Entre todas las personas se encontraba Ahundry Giraldo, quien se sentía orgullosa de ver como su hermano se había esforzado durante este proceso. Él se sentía emocionado, pues estaba cada vez más cerca de ascender de cinto.
Para este día correspondía a la evaluación de las técnicas de agarre (llaves) y las ‘katas’, una secuencia de movimientos preestablecidos presentados de manera individual.
Al igual que las técnicas de suelo, las llaves requieren de una pareja para la evaluación. Al comenzar, su compañero tenía que agarrarlo de alguna parte del cuerpo de manera aleatoria para que así Giraldo respondiera con una de las más de cien llaves del programa.
Giraldo tuvo un sentimiento pleno y de orgullo ante su respuesta inmediata en esta prueba. Al finalizarla, comenzó la evaluación de las ‘katas’, la presión estaba sobre él, el silencio envolvía el ‘dojo’, pues esta era la última prueba antes de la ceremonia.
Lea también: Niveles altos de colesterol: Especialistas publican guía de prevención
Cuando el joven Giraldo empezó la presentación de las tres ‘katas’, sentía el peso de las miradas del público, pero ningún sonido escuchaba más que el de sus propios pies sobre el suelo. A pesar de la presión, culminó de manera exitosa su evaluación.
Con cinturón marrón
Al terminar su presentación, el deportista se sentó y preguntó a sus compañeros la opinión que tenían sobre su rendimiento durante esta prueba y se quedó observando las ‘katas’ del resto de ellos.
A las 7:40 de la noche, al concluir todas las pruebas y a la espera del ascenso, los estudiantes se sentaron frente al maestro, quien se encontraba de pie junto a la mesa que exhibía todas las cintas que serían entregadas a quienes habían superado la evaluación.
Después de sentarse, los estudiantes se retiraron el cinturón, colocándolo a su lado. El maestro se dirigió a Giraldo y le indicó que se cambiara su uniforme blanco por uno negro, aquel que solo puede ser usado por los estudiantes avanzados y que empiezan con el cinturón marrón.
Giraldo, al escuchar al maestro, se levantó entusiasmado ante la noticia. Al salir por primera vez con este uniforme sintió como todas las miradas apuntaban hacia él, haciéndolo sentir confiado.
Orgullo del maestro
Fue cuando el renacido joven volvió a sentarse junto a sus compañeros. Entonces la ceremonia empezó y el maestro le dedicó unas palabras, que mostraban nostalgia y orgullo al ver a uno de sus alumnos más antiguos retomar su entrenamiento y superar en forma exitosa el examen.
A partir de ese momento fueron llamados a recibir su cinturón, en orden de mayor a menor rango. Cuando llegó el turno de Giraldo, este se acercó al maestro con una combinación de alivio y emoción al ver que todo su esfuerzo había dado frutos, mientras le colocaba el cinturón diciéndole que extrañaba volverlo a ver en los ascensos.
De ahí que el maestro de Giraldo resaltara que a pesar de que el joven no contó con el mismo tiempo de sus compañeros para prepararse, tuvo un buen desempeño durante el examen.
Cuando finalizó la ceremonia, con su nuevo cinturón y su diploma, Giraldo se dirigió con su hermana hacia el lugar de trabajo de su mamá, Olga Fabiola Ordóñez Ordóñez, quien no había podido asistir a la ceremonia debido a que le fue negado el permiso.
Su madre lo recibió con lágrimas de alegría al ver a su hijo llegar a compartir con ella su logro.
Así finalizó el día de Juan José Giraldo Ordóñez, renacido para el hapkido, con un momento emotivo en familia.