Por: Miguel Augusto Velásquez López
94 minutos no fueron suficientes para que se definiera el título de la primera Liga del año en el Fútbol Profesional Colombiano. Una final que luego de un empate a ceros en Medellín, se cerró enfrentando a Millonarios y a Nacional en el histórico Nemesio Camacho El Campín de Bogotá.
En un partido que definiría la estrella entre dos gigantes del país y a pesar de no estar presentes ninguno de los dos equipos emblemáticos de Cali, la ciudad no fue tan ajena a este encuentro. En el reconocido hotel Hilton Garden Inn de la ciudad y bajo el patrocinio de Cerveza Andina, tuvo lugar el encuentro de hinchas de Millonarios en Cali, un grupo de más de cien personas que hacen parte de la barra Cali Embajador, se hicieron presentes a esta cita histórica en la cual, luego de más de hora y media de angustia verían campeón a su equipo favorito.
Pero la estrella no estuvo en manos del equipo capitalino sino hasta el último instante del partido, pues al minuto 31 de juego, el delantero del verde de la montaña Jefferson Duque, pondría en desventaja a los azules con un golazo en la única llegada del visitante durante todo el encuentro. En ese momento, el salón del hotel atiborrado de hinchas embajadores, sintió la verdadera presión futbolera. Y así transcurrió el partido, entre llegadas azules, angustia e impotencia, al ver cómo pasaban los minutos y la estrella se posaba en el escudo verde, marcando la número 18 para el equipo antioqueño.
Un gol anulado al delantero azul Leonardo Castro al minuto 54, ahogaba el grito en la parcial azul. Los cánticos de aliento en el Hilton Garden Inn parecían llegar hasta El Campin, voces de ánimo que reventarían en una luz de esperanza solo hasta el minuto 70, donde un rebote en el área quedaría en las piernas de Andrés Llinás, quien con botín de jugador y corazón de hincha mandó el balón al fondo y marcó el empate en el encuentro.
Todo indicaba que el azul seguiría de largo, pero no fue así. Por más que tuvo control del balón, llegadas e intención en el partido, no volvió a gritar gol. Los azules desesperados, veían cerca los penales. En los bancos se daba la lluvia de cambios. Por las toldas azules, Larry Vásquez y Juan Carlos Pereira serían cruciales; por los lados del verde antioqueño, una confusión en los cambios que ni el mismo juez del encuentro entendía. Finalmente, Jarlan Barrera ingresaría para ser un posible pateador en los penales.
Y el vallecaucano Carlos Betancur a los 94 minutos de angustia para ambas hinchadas, marcaría el pitazo del desespero, pitazo final y se venían los cobros desde el punto penal. El sorteo de la cancha lo ganó el azul, el sorteo de los cobros lo ganó el verde, quienes en la voz de su capitán Gómez decidieron comenzar pateando.
Y esa fue la noche más linda del mundo… 🤩💙1️⃣6️⃣⭐️🔝
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— Millonarios FC (@MillosFCoficial) June 26, 2023
El momento más esperado
En Nacional, el primer turno fue para Pabón, un especialista en el tema, quien optó por la potencia, botín por debajo y balón a las nubes. El Hilton Garden Inn en Cali estalló de emoción, lo cual no duraría mucho, pues por los lados azules empezó pateando Jader Valencia, quien, emulando al jugador verde, mandó por encima el balón. Todo en tablas.
Por los lados del verde siguió Banguero, duelo con el arquero Montero, viejos conocidos, balón muy bien puesto a un lado, arquero para el otro y se iba en ventaja el verde. El turno azul fue para Jorge Arias, quien escogió potencia y aunque el arquero Mier tocó el balón, no pudo desviarlo y se empataba la serie. Luego vino por Nacional Jefferson Duque, quien en un primer intento no podría con el arquero Montero, pero al adelantarse el portero, se tuvo que cobrar de nuevo y el balón esta vez sí entraría. Todo de terror en esta final.
Para empatarlo vendría por los azules Juan Carlos Pereira, quien con solvencia mandaría el balón al fondo y le devolvería el alma al cuerpo a los hinchas embajadores. Para ese momento ya había lágrimas de nerviosismo en el Hilton Garden Inn, otros aplaudían y unos hasta rezaban. Vino el turno de Cristian Zapata por Nacional, un experimentado de mil batallas que pondría a padecer en la última batalla a los verdes, pues Montero logró atajarle con sus largos brazos el cobro templado. Una luz de esperanza azul que se vendría abajo en el siguiente cobro ejecutado por Luis Carlos Ruiz, otro experimentado que pondría el balón al centro y en un gran gesto de agilidad del portero Mier, sería atajado con su pierna izquierda. La serie empatada y la estrella hasta ese momento nunca estuvo en las manos azules.
Ya con la garganta seca y los ojos mojados, los hinchas azules en el Hilton veían acercarse al punto blanco a Jarlan Barrera. ¿Lo recuerdan? Entró al final del partido para patear el penal. El jugador del verde antioqueño tomó poco impulso e hizo un trote suave con un tiro aún más suave que quedaría en las manos del arquero Montero.
Un penal, un solo penal faltaba y era azul. Si entraba el balón, sería la estrella 16 para los embajadores. El reloj pareció ir más lento, los hinchas querían y a la vez no querían ver. Era el turno de Larry Vásquez, quien ingresó también para esta instancia. Larry, un jugador, un hincha azul. Su rostro parecía nervioso, los rostros de la gente en el Hilton desencajados; Larry tomó impulso y por un segundo se fue la respiración de la barra Cali Embajador. Un violento remate en el Campín, la red se infló y el grito explotó. Por primera vez en la final la estrella fue azul y nunca más se iría.
EL MOMENTO 🤩⚽️1️⃣6️⃣💙⭐️ @larry_vasquez05 #UnGrupoDeAmigos#Millonar16s pic.twitter.com/pSXXNM9NN1
— Millonarios FC (@MillosFCoficial) June 25, 2023
La celebración se dio entre lágrimas, abrazos, risas, fotografías, videollamadas por celular y hasta cánticos. Lo curioso de la escena no fue el sufrimiento que es habitual en el fútbol, ni las lágrimas que saca este deporte, o las sonrisas y abrazos con desconocidos. Lo curioso no es una estrella más en un histórico del país.
Lo curioso de esta historia es que se vivió en la sucursal del cielo, en Cali, a kilómetros de la ciudad capital de Colombia, con una barra familiar que se hace llamar Cali Embajador.
