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En el corazón del canal Svendborgsund, en Dinamarca, un delfín mular conocido como Delle ha cautivado a los residentes locales y a la comunidad científica con su extraordinario comportamiento.
Intrigados por la presencia inusual de un delfín en la región, investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca instalaron un dispositivo de grabación autónomo a 10 metros de profundidad en el puerto local.

Olga Filatova, bióloga líder del estudio, explicó: “Queríamos entender cómo la presencia de Delle podría afectar a las marsopas locales, pero decidimos registrar también sonidos reales por curiosidad”.
El dispositivo, activo entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, captó 10.833 sonidos, clasificados en 2.291 silbidos, 2.288 pulsos explosivos y 5.487 tonos de baja frecuencia. Lo más sorprendente fue la identificación de tres silbidos estereotipados, algo que contradice la creencia de que cada delfín produce un único silbido identificador.
“Si no supiéramos que Delle está solo, habríamos asumido que estos sonidos pertenecen a tres delfines diferentes”, señaló Filatova, destacando cómo este hallazgo desafía paradigmas establecidos en la comunicación de estos cetáceos.
El comportamiento de Delle plantea interrogantes. Muchos de los sonidos emitidos suelen asociarse con la interacción social entre delfines, lo que hace más desconcertante su frecuencia en un animal solitario.
“Quizá estas emisiones sean como nuestras risas: expresiones involuntarias de emoción o señales internas, en lugar de intentos de comunicación directa”, reflexionó Filatova.
Otra hipótesis sugiere que los sonidos pueden formar parte de un “diálogo interno”, similar a lo que ocurre en los humanos. “Esto podría ser una respuesta a la necesidad innata de interacción social, incluso en ausencia de compañía”, explicó la bióloga.
A pesar de las teorías, el equipo enfatiza la cautela al extrapolar conclusiones sobre otras especies con sistemas comunicativos complejos.
Mientras tanto, los habitantes de Svendborgsund siguen atentos a la presencia de Delle. “Es un privilegio tenerlo aquí, pero también espero que encuentre a otros delfines. Nadie debería estar solo”, expresó Andersen.
Delle, con sus miles de sonidos, deja un mensaje que, aunque aún no es comprendido del todo, refuerza el interés por explorar las complejidades de la comunicación en el mundo animal.
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