La Organización Mundial de la Salud -OMS-, estima que entre el 5 % y el 10 % de los trasplantes realizados a nivel mundial se hicieron con órganos provenientes del mercado negro, no obstante, la cifra podría ser mucho mayor debido al subregistro existente.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -UNODC-, este negocio delictivo es capaz de movilizar más de 1 700 millones de dólares al año en todo el mundo. Las víctimas, en su mayoría, provienen de entornos pobres, sin oportunidades en materia de educación y vivienda.
Con una población mundial en crecimiento y un estilo de vida cada vez menos saludable, el número de casos podría ser mayor. La naturaleza clandestina de este delito dificulta la recopilación de datos precisos y la identificación de víctimas, considerando que la venta de órganos es un delito en la mayoría de los países.
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Para la UNODC, la demanda de órganos ilegales surge de la escasez mundial de donaciones disponibles para trasplantes éticos. Aunque se realizan más de 150 000 trasplantes al año en todo el mundo, esta cifra cubre menos del 10 % de la demanda. Los órganos más extraídos son los riñones y partes del hígado.
El organismo identificó que los traficantes de órganos suelen operar dentro de redes mundiales complejas y escurridizas, que requieren una infraestructura sofisticada con especialistas médicos, coordinación logística y acceso a centros sanitarios. Para garantizar la fluidez de las operaciones, cuentan con una amplia gama de facilitadores, como funcionarios sanitarios, administradores de hospitales, funcionarios de aduanas y reclutadores locales.
Detectar este delito puede resultar complicado, ya que los traficantes suelen entrenar a las víctimas para que simulen ser familiares del receptor y así eludir las sospechas durante las evaluaciones en hospitales o clínicas. A nivel mundial, la mayoría de las víctimas son hombres.
Imagen: Archivo Canva.
